Negacionismo, racismo y fascismo de Trump asfixiam la democracia en los EE.UU.
En Estados Unidos, 2020 pasará a la historia como el “año que nos dejó sin aliento; desde Covid-19 hasta George Floyd, gases lacrimógenos y incendios forestales"
“En Estados Unidos, el 2020 se podía llamar ‘el año que nos quitó el aliento’: de Covid a George Floyd a gas lacrimógeno y ahora incendios forestales”, me comenta una veterana luchadora social y política, Bárbara Dudley, quien reside en Portland, Oregon.
El año empezó con alarma por la transmisión aérea del nuevo virus, obligándonos a cubrir bocas y narices, de no respirar juntos, para no contagiarnos entre todos -y menos cantar (ya que eso lo arrojaba más lejos y amplio).
Continuó con la muerte de George Floyd cuando un policía colocó su rodilla sobre el cuello del afroestadounidense durante casi 9 minutos hasta quitarle la vida. Las últimas palabras de Floyd fueron “no puedo respirar”, las cuales se han convertido en una de las consignas del masivo movimiento de protesta social Black Lives Matter que ha sacudido al país.
En varias ciudades las protestas fueron confrontadas por las autoridades con violencia y gases lacrimógenos. Las imágenes de calles en nubes de gas desde Washington DC a Portland entre varias otras ciudades fueron transmitidas por el mundo. Esas imágenes ahora son utilizadas por Trump y su campaña de reelección advirtiendo que “así se verá Estados Unidos bajo un gobierno de Biden [el candidato demócrata]”. El único problema aunque los seguidores de Trump parecen no entenderlo - es que esas son imágenes de un Estados Unidos bajo Trump.
Reedit
Las maniobras de Trump y el derecho a sabotear el proceso electoral siguen quitando el aliento
Mientras tanto, la costa noroeste del país ahora padece de la peor calidad de aire en el mundo por los cientos de incendios incontrolados sin precedente en esa región. El humo y ceniza de bosques incendiados ha vuelto entre anaranjado y rojo a los cielos de San Francisco y la costa del norte de California, Oregon y el estado de Washington, ocultando a veces el sol.
El gobernador de California declaró que “si quieren ver los efectos del cambio climático, vengan aquí”. No son solo incendios sino, según los científicos, los fenómenos pronosticados durante años por los efectos del cambio climático. Solo que no se esperaban tan pronto, y con tanta furia. La magnitud de los incendios no tiene precedente en esa región, con cientos de miles de hectáreas quemadas en solo unas cuantas semanas, con más del 10 de la población de Oregon bajo órdenes de evacuación y con oficiales expresando temor de “un incidente de fatalidad masiva”.
Ni los incendios se escapan de la tormenta política, donde Trump ha casi ignorado la catástrofe (algunos señalan que los tres estados más afectados son mayoritariamente demócratas) - aunque anuncios que pasara por parte de esa zona en lunes mientras criticaba el manejo de los bosques por los gobiernos demócratas. Al mismo tiempo, el FBI ha tenido que desmentir mensajes por redes sociales de que “los anarquistas” y los “antifas” y otros “izquierdistas” son responsables de los incendios y que tienen la intención de asaltar casas evacuadas para robarse todo.
Pero los incendios son responsabilidad de todos los gobernantes, de ambos partidos, que rehusaron atender la emergencia del cambio climático durante años. No se puede respirar como resultado directo de la inacción e irresponsabilidad de las cúpulas políticas del país, incluyendo ahora un presidente que ha ordenado el retiro de Estados Unidos del pacto de París sobre el cambio climático y sistemáticamente anulando normas ambientales desde que llego a la Casa Blanca.
Mientras tanto, no dejan de quitar el aliento las maniobras de Trump y la derecha para sabotear el proceso electoral, suprimir la disidencia y a los periodistas entre otras actividades conocidas por los que han vivido bajo gobiernos autoritarios.
“Esta máquina mata a fascistas” dice un letrero al lado del piano tocado por un músico callejero en medio de Washington Square en Nueva York, obviamente en homenaje a la misma frase que decoraba la guitarra de legendario cantautor Woody Guthrie. Tal vez cantando se podrá empezar a respirar otra vez en este país.
Pero mucho depende de la canción y de las dimensiones del coro que la cante para interrumpir la asfixia en el Estados Unidos del 2020.
David Brooks, corresponsal de La Jornada en Nueva York
La Jornada, especial para Diálogos del Sur - Derechos reservados
Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente la opinión de Diálogos del Sur
Edición: João Baptista Pimentel Neto