Medios: Las diez estrategias de manipulación masiva descritas por Sylvain Timsit
El propósito de esta manipulación a gran escala es crear una sociedad de individuos dóciles e insolidarios, donde triunfen los valores del neoliberalismo
El escritor francés Sylvain Timsit formuló en 2002 las diez estrategias que el poder económico y sus valedores políticos utilizan para ejercer un control masivo sobre la ciudadanía. El propósito de esta manipulación a gran escala es crear una sociedad de individuos dóciles e insolidarios, donde triunfen los valores del capitalismo, el neoliberalismo y la desigualdad. La publicación de Timsit en su página web personal dio lugar a una gran difusión viral de este top ten de la manipulación de masas.
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En algún momento, a lo largo de esta difusión, la autoría del decálogo pasó a ser erróneamente atribuida al pensador estadounidense Noam Chomsky. Pese a que Chomsky lo ha negado repetidamente (1), aún circula en algunos sitios de internet su nombre como autor del decálogo.
10 estrategias de manipulación masiva, Así que organismos y gobiernos buscan cómo manipular a las personas. Texto comúnmente atribuido a Noam Chomsky que en realidad es de Sylvain Timsit e inspirado del texto aparecido como anexo del libro Behold "A pale horse" de W. Cooper
Sí es cierto que la propuesta de Timsit pudo encontrar cierta inspiración en el pensamiento de Chomsky y su análisis crítico del papel de los medios de comunicación (2), así como que existe coincidencia ideológica en el cuestionamiento del sistema neoliberal. Pero nada más que eso.
Sea lo que fuere, el decálogo de Timsit ya se ha convertido en patrimonio compartido del pensamiento crítico. La intención, desde el principio, fue la divulgación y que sirviera para el debate.
En el presente documento se presenta el decálogo publicado por Rebelión, recogiendo las ideas originales de su autor y explicando el sentido de las mismas. Acompañado por los comentarios de la profesora boliviana de periodismo Edith Sánchez.
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La lucidez de ideas de Timsit ha sido respetada en todo momento, sólo ha sido modificada ligeramente la redacción original (traducida desde el francés) para hacerla más comprensible, ejemplificando y destacando los matices psicológicos que encierran estas estrategias de manipulación

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Organismos y gobiernos buscan cómo manipular a las personas a través de los medios
Las diez estrategias de manipulación masiva
1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control sobre la sociedad es la distracción: desviar la atención del público de los asuntos importantes. Mediante la inundación con continuas distracciones e informaciones sobre asuntos banales, el público no se interesará por las cuestiones esenciales de la política, la cultura, la economía o la problemática social. Se trata de mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivándolo por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado y ocupado por banalidades, sin tiempo ni espacio para pensar.
Comentarios de Edith Sánchez
Según Chomsky, la más recurrente de las estrategias de manipulación masiva es la distracción. Consiste, básicamente, en orientar la atención del público hacia temas irrelevantes o banales. De este modo, mantienen ocupada la mente de las personas.
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Para distraer a la gente se le atiborra de información. Se le da excesiva importancia, por ejemplo, a los eventos deportivos. También a la farándula, a las curiosidades, etc. Esto hace que la gente pierda de vista cuáles son sus problemas reales.
Una vez que se consigue darle importancia a temas más banales, se logra convencer a la población que su mirada y pensamiento debe estar centrado en ello. Es decir, todo aquello que se salga de lo común, de lo "normal", será visto como extraño. De esta forma, la misma sociedad nos empujará en una misma (y errónea) dirección.
2. Crear problemas y, después, ofrecer soluciones
Este método consiste en crear un problema para causar cierta reacción en el público, y que este acepte de buen grado (o, incluso, pida) las medidas de solución que el poder quería implantar desde el principio. Por ejemplo, crear una crisis económica para que el público acepte como un “mal necesario” el retroceso de los derechos laborales y el desmantelamiento de los servicios públicos. O por ejemplo, dejar que se desarrolle o se intensifique la violencia urbana, para que el público demande políticas coercitivas y represivas.
Comentarios de Edith Sánchez
A veces el poder, deliberadamente, deja de atender o atiende en forma deficiente ciertas realidades. Hacen ver esto a los ciudadanos como un problema que demanda una solución externa. Ellos mismos proponen la solución.
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Esta es una de las estrategias de manipulación masiva para tomar decisiones que son impopulares. Por ejemplo, cuando quieren privatizar una empresa pública e intencionalmente desmejoran su servicio. Al final, esto justifica la venta.
3. La estrategia de la gradualidad
Para lograr que la ciudadanía acepte medidas injustas, éstas se van aplicando gradualmente, a cuentagotas, en años sucesivos. Es así como ciertas condiciones socioeconómicas han sido impuestas desde finales del siglo XX: se va presentado al liberalismo económico como la única opción posible; se reducen los impuestos a las rentas altas; se recorta la inversión estatal y se van privatizando servicios públicos; se aplican reformas laborales que reducen los derechos laborales; el trabajo se va haciendo precario e inestable; va apareciendo el desempleo en masa; y, finalmente, el mercado ofrece salarios y condiciones laborales indecentes, que son aceptados por el miedo al paro. Tales cambios hubieran podido provocar una revolución social si se hubieran aplicado de una sola vez.
Comentarios de Edith Sánchez
Esta es otra de esas estrategias de manipulación masiva para introducir medidas que usualmente la gente no aceptaría. Consiste en aplicarlas poco a poco, de tal manera que resulten prácticamente imperceptibles.
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Es lo que ha pasado, por ejemplo, con la reducción de los derechos laborales. En diferentes sociedades han ido implementando medidas, o formas de trabajo, que terminan haciendo ver como normal el hecho de que un empleado no tenga ninguna garantía de seguridad social.
Esta gradualidad podemos observarla más claramente cuando comparamos dos situaciones en diferentes momentos temporales. De este modo, podremos ver de forma sencilla y esclarecedora la gran diferente que hay entre un antes y un después. Uno de los ejemplos más evidentes es la diferencia con el tiempo de la palabra «mileurista». Hace unos años quien cobraba mil euros se le llamaba «mileurista» de forma un tanto peyorativa, en referencia a su bajo sueldo. En el presente, cobrar mil euros para muchos es algo difícil de alcanzar.
4. La estrategia de diferir
Otra manera de que el público acepte condiciones sociales injustas es presentarlas como algo “doloroso y necesario en el presente”, pero “mejor para todos en el futuro”. Se espera ingenuamente que “todo mejorará mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser entonces compensado. Esto da tiempo a que la ciudadanía se vaya acostumbrando a la situación insatisfactoria y que la acabe aceptando con normalidad, por un efecto de habituación. Y cuando llegue el momento futuro en que no se produzca la mejora prometida, la población ya estará resignada, pues habrá tenido tiempo de acostumbrase y de “normalizar” las condiciones de vida injustas.
Comentarios de Edith Sánchez
Esta estrategia consiste en hacer pensar a los ciudadanos que se toma una medida que temporalmente resulta perjudicial, pero que hacia el futuro puede traerle grandes beneficios a toda la sociedad y, por supuesto, a los individuos.
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El objetivo es que la gente se acostumbre a la medida y no la rechace, pensando en el supuesto bien que traerá en el mañana. Llegado el momento, el efecto de “normalización” ya ha operado y la gente no protesta porque no llegan los beneficios prometidos.
5. Infantilizar al público y dirigirse al público como si fueran niños
La mayoría de contenidos mediáticos y publicitarios dirigidos al gran público utilizan discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o, peor aún, un ser poco inteligente. Cuanto más se pretende manipular al espectador, más se adopta un tono infantilizante: si uno se dirige constantemente a alguien como si fuese un niño, éste tenderá a una respuesta o reacción también infantil y sumisa, es decir, desprovista de sentido crítico.
Comentarios de Edith Sánchez
Muchos de los mensajes televisados, especialmente de la publicidad, tienden a hablar al público como si fueran niños. Emplean gestos, palabras y actitudes que son conciliatorios y que están impregnados de un cierto halo de ingenuidad.
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El objetivo es vencer las resistencias de la gente. Es una de las estrategias de manipulación masiva que busca neutralizar el sentido crítico de las personas. Los políticos también emplean estas tácticas, mostrándose a veces como figuras paternales.
6. Utilizar el aspecto emocional más que la reflexión
Apelar a lo emocional es una técnica ya clásica para causar un cortocircuito en el análisis crítico de los ciudadanos e inducir más fácilmente los comportamientos que se pretenden. La utilización del registro emocional en la emisión facilita una respuesta emocional en la recepción, implantando en el público miedos y dudas, pero también compulsiones y deseos (por ejemplo, consumistas). Pero también emociones positivas, como un tipo de optimismo banal que facilitará la despreocupación y el consumismo.
Comentarios de Edith Sánchez
Los mensajes que se diseñan desde el poder no tienen como objetivo la mente reflexiva de las personas. Lo que buscan principalmente es generar emociones y alcanzar el inconsciente de los individuos. De ahí que muchos de esos mensajes estén llenos de emotividad.
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El propósito de esto es crear una especie de “corto circuito” con el área más racional de la gente. Con las emociones se capta el contenido global del mensaje, no sus elementos específicos. De este modo, se neutraliza la capacidad crítica.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público se aleje de la cultura, del saber y del conocimiento es mantenerlo en una suerte de esclavitud. La premisa manipuladora genérica es que la educación dada a la población y los contenidos mediáticos deben ser tan pobres y mediocres como sea posible, pues así el público quedará en la ignorancia y las desigualdades sociales permanecerán como algo imposible de superar.
Comentarios de Edith Sánchez
Mantener a las personas en la ignorancia es uno de los propósitos del poder. Ignorancia significa no otorgar a la gente las herramientas para que puedan analizar la realidad por sí mismos. Contarle los datos anecdóticos, pero no darle a conocer las estructuras internas de los hechos.
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Mantener en la ignorancia también es no poner énfasis en la educación. Promover una amplia brecha entre la calidad de la educación privada y de la educación pública. Adormecer la curiosidad por el conocimiento y darle poco valor a los productos de la inteligencia.
8. Estimular al público para que sea complaciente con la mediocridad
Promover que el público crea que ser estúpido, vulgar, maleducado e inculto es la “moda”; que se identifique el estilo de vida “moderno” con ser admirador de gentes sin talento, despreciativo de lo intelectual, exagerado en el culto al cuerpo y la apariencia, hipnotizado por la oferta consumista, insolidario, egoísta y despreocupado. Una ciudadanía banalizada es una ciudadanía inactiva, individualista y complaciente con los intereses de las oligarquías económicas.
Comentarios de Edith Sánchez
La mayoría de las modas y tendencias no se crean espontáneamente. Casi siempre se inducen y promueven desde algún centro de poder que ejerce su influencia para crear oleadas masivas de gustos, intereses u opiniones.
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Los medios de comunicación habitualmente promueven ciertas modas y tendencias, la mayoría de ellas alrededor de estilos de vida tontos, superfluos o hasta ridículos. Convencen a la gente de que comportarse así es “lo que está de moda”.
El problema de este punto, es que mucha gente cree que piensa por sí misma cuando sólo repite. Sin embargo, no son conscientes de que sus pensamientos son infundados. Repiten, consciente o inconscientemente, aquello que ven y creen que ha sido fruto de un proceso propio de pensamiento. «Me voy a comprar estos zapatos porque me gustan», piensa mucha gente.
En realidad, esos zapatos posiblemente hace unos años no gustaban tanto pero ahora sí. Y como ahora están de moda, ahora sí gustan, pero no somos consciente de que nos gustan porque se han puesto de moda. Nos moldean y manipulan para que nos agraden unas cosas u otras.
9. La estrategia de la autoculpabilidad
Hacer creer al ciudadano que solamente él es el culpable de su propia desgracia, por causa de su poca inteligencia, capacidades o esfuerzos. Crear en la sociedad una cultura de la atribución interna para el éxito y para el fracaso. Así, la persona que se encuentra en una situación social o económica injusta no se rebelará contra un sistema injusto, sino que se culpará a sí misma y no al sistema. Entre los efectos que esto tendrá se encuentra la inhibición de la acción y la complacencia con la injusticia. Y sin acción no hay posibilidad de cambio social.
Comentarios de Edith Sánchez
Otra de las estrategias de manipulación masiva es hacer creer a las personas que ellos, y solo ellos, son los culpables de sus problemas. Cualquier cosa negativa que les suceda, solo depende de sí mismos. De este modo se les hace creer que el entorno es perfecto y que si se presenta una falla es responsabilidad del individuo.
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Por lo tanto, las personas terminan tratando de encajar en su entorno y sintiéndose también culpables por no lograrlo del todo. Desplazan la indignación que podría provocarles el sistema, hacia una permanente culpabilización de sí mismos.
10. Conocer con precisión los modos de actuación del público
Los avances en las ciencias biológicas, psicológicas y sociales han permitido un conocimiento avanzado de la conducta humana, que las oligarquías económicas han sabido aprovechar en su beneficio. Desde finales del siglo XX, el sistema económico dominante ha disfrutado de un conocimiento inusitado sobre el individuo común, para poder observarlo y ejercer control sobre él. Esto significa que las oligarquías podrán tener un mayor dominio sobre los ciudadanos en aspectos como publicidad, medios de comunicación, educación u opinión pública. El “sistema” conoce a los seres humanos y es capaz de manipularlos en la dirección que le convenga.
Comentarios de Edith Sánchez
Durante las últimas décadas, la ciencia ha logrado recopilar una impresionante cantidad de conocimientos acerca de la biología y la psicología de los seres humanos. Sin embargo, todo ese acervo no está al alcance de la mayoría de las personas.
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Al público solo llega una mínima cantidad de información al respecto. Entre tanto, las élites disponen de todo ese saber y lo usan a conveniencia. Nuevamente se hace patente que la ignorancia facilita la acción del poder sobre la sociedad.
Todas estas estrategias de manipulación masiva tienen por objeto mantener el mundo tal y como le conviene a los más poderosos. Bloquear la capacidad crítica y la autonomía de la mayoría de las personas. Sin embargo, también de nosotros depende dejarnos manejar pasivamente, u ofrecer resistencia hasta donde sea posible.
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Notas
1 http://www.legrandsoir.info/A-propos-des-dix-strategies-de-manipulation-de-masses-attribue-a-Noam-Chomsky.html
2 Chomsky, N. (1999). Profit over people: Neoliberalism and global order. Nueva York: Seven Stories.
3 Chomsky, N. (2002). Media control: The spectacular achievements of propaganda. Nueva York: Seven Stories.
*Edith Sánchez, Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Coautora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias para ser contadas”, entre otros.
**Edición: João Baptista Pimentel Neto