Cannabrava | El momento en Brasil es crucial: o ellos, o nosotros, o los civiles, o los militares
Los oficiales de las fuerzas armadas están sumergidos en el barro hasta los gorgomilos. ¿Quieren limpiar la barra? ¿Quieren librarse de la suciedad? Vuelvan a los cuarteles
La República, instituida en Brasil en 1889 y reiterada en las sucesivas Constituciones, tiene tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Las fuerzas armadas no son ninguno de los tres poderes: son la guarda del Estado y la Nación.
El Estado es la administración del poder y la Nación es el pueblo y su cultura, además del territorio con todo lo que contiene en sus espacios circundantes: cielo, subsuelo, ciberespacio, mares y océanos.
Es el Ejecutivo que, de acuerdo con la Ley, organiza la fuerza para proteger el Estado y la Nación. Por eso, en toda Constitución es el jefe del Ejecutivo el comandante supremo de esa fuerza. Son las fuerzas armadas, generalmente constituidas por tres armas o corporaciones: Ejército, para el espacio terrestre; Aeronáutica, para el espacio aéreo; Marina, para el espacio hídrico, fluvial y marítimo.
Países de tradición belicista utilizaron y todavía utilizan esas fuerzas armadas para la expansión del territorio, conquista de nuevos espacios territoriales o económicos con la finalidad de expandir o consolidar su hegemonía con relación al mundo exterior. Lo que cambia es el alcance en la utilización de la fuerza, pero nada cambia con relación a la jerarquía de los tres poderes.
Es aspiración legítima de los pueblos: libertad, independencia, bienestar y construcción de la paz. En el marco de esa legitimidad se han librado luchas por independencia en el siglo 19, las luchas de liberación nacional en el siglo 20, no concluidas.
Hoy día, las luchas se rigen por la contradicción Sur/Norte, un Norte desarrollado a costa del Sur, y el Sur organizándose por la liberación que significa libertad, independencia y bienestar. Ese bienestar que solo es posible en armonía con la naturaleza.
Brasil, a fines de los años 1990, con esa idea de construcción de la paz ha creado el Ministerio de Defensa en sustitución a lo que antes se denominaba Ministerio de Guerra. Son dos conceptos distintos. Guerra es sujeto activo, guerrear, liquidar al enemigo y regresar. Defensa es diferente, es pasiva, quedarse aquí y caso haya un enemigo que nos amenace, nos defendemos.
¿Defender qué?
Defender a la Nación y su pueblo organizado como Estado. Por eso nuestra Constitución de 1988 dice que todas las instituciones del estado, en el cumplimiento de su función precipua, deben tener como objetivo la defensa y el fortalecimiento de la Soberanía Nacional. Eso es muy importante; que cada organismo de la administración pública tenga transversalmente las cuestiones de la soberanía y de la cultura.
No queremos guerra, pero queremos tener una fuerza de disuasión para posibles enemigos externos.
En el continente no tenemos enemigos. Por el contrario, todos anhelamos una Nuestra América integrada. Del otro lado de esa laguna llamada Atlántico nuestra frontera es con África, donde tampoco tenemos enemigos, sino condiciones históricas para la integración y esfuerzo conjunto para salir del subdesarrollo.
En ese Sur global, geopolítico, no físico, se incluyen los países asiáticos. Así, para coordinar el desarrollo de ese Sur global fue creado el BRICS – Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Victor Teixeira
Las fuerzas armadas no son ninguno de los tres poderes, es la guardia del Estado y de la Nación.
¿Quiénes son nuestros enemigos?
Brasil, como los demás pueblos de Nuestra América, necesitam parar para pensar qué o quiénes verdaderamente significan obstáculos para el desarrollo. Quienes son los responsables por un modelo de exclusión social y sumisión al capital. El Capitalismo sería una entelequia si no fuera movido por los intereses hegemónicos expansionistas de los Estados Unidos.
Nuestros enemigos son quienes perturban la construcción de la paz.
Es por eso por lo que el lado bueno de la humanidad está siempre luchando por la paz.
No la paz de los cementerios, sino la paz que se tiene dando a cada uno de acuerdo con su necesidad y donde ningún ser humano explore al otro en una relación de abismal desigualdad. La paz del niño durmiendo se obtiene solamente con soberanía: soberanía alimentaria, soberanía sanitaria, soberanía cultural y científica, soberanía cultural y científica, soberanía jurídica. Soberanía Nacional es eso.
Para promover la paz la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue instituida en el siglo 20, después de dos guerras mundiales e infinitas guerras intestinas, localizadas y guerras de liberación contra el colonialismo, neocolonialismo y imperialismo.
La principal finalidad de la ONU es promover la paz y todas las demás instituciones multilaterales en el ámbito de la ONU han sido creadas para, a través del diálogo y respeto mutuo, solucionar problemas que perturban la paz. Para la cuestión del hambre fue creada la FAO, la Unicef para los problemas de la infancia, para la Educación y Cultura, la Unesco; para la salud, la OMS, para el desarrollo industrial, la Onudi, y para el comercio, la Unctad. Han sido creadas también instituciones multilaterales para regular los tráficos aéreos, marítimo y también el de ondas hertzianas.
El mundo es multipolar y las instituciones han sido creadas para dar espacio a soluciones pacíficas de las controversias, y de manera colaborativa construir soluciones para los grandes problemas que son comunes a todos.
¿Por qué no funciona una máquina tan bien pensada?
Esa es la cuestión esencial que ha atravesado a los siglos. Estamos dominados por oligarquías que, no satisfechas con dominar a un país, quieren dominar al mundo.
Es la unión de todos los Estados, en torno de esas instituciones lo que nos podrá llevar a aislar las potencias que insisten en expandir una hegemonía que ya no tiene lugar, que no es verdadera, ya que la milenaria China ya es la fábrica del mundo. Pero no es solamente China, es el mundo que ha cambiado y está exigiendo otro ordenamiento.
Los Estados Unidos, perdidos frente a ese nuevo mundo, resiste, se queda en un pasado cuyas glorias son borradas por los horrores de los genocidios. Toda guerra es tragedia, principalmente las guerras de conquista.
El mundo multilateral no acepta más colonialismo, imperialismo, guerras de conquista. Los que están promoviendo esas guerras son los reales enemigos de la humanidad.
Cuba y Venezuela resisten y precisan de nuestra solidaridad
Lo que el gobierno de los Estados Unidos está haciendo contra Venezuela y contra Cuba, por ejemplo, es el revés de todo lo que se está construyendo en el mundo en búsqueda de la paz y el desarrollo. Prueba de eso, en la última asamblea general de la ONU, la unanimidad de países condenó a los Estados Unidos por su actitud belicista, la permanente violación de los derechos humanos por mantener durante 60 años el bloqueo contra Cuba, y más recientemente contra Venezuela.
No son solamente los cubanos y venezolanos que están siendo agredidos en lo que es más sagrado para el ser humano: independencia, libertad, condiciones para construir su propio futuro de acuerdo con sus propias ideas. Es toda la humanidad que está siendo violada, contrariada. Son violaciones a todas las instituciones que se están construyendo a través de los siglos de lucha por la paz y el desarrollo.
Hoy día, Cuba está siendo hostilizada una vez más por la gran potencia. Impresiona tanta cobardía. La mayor potencia bélica del planeta, con 300 millones de habitantes, con dos a tres millones de hombres armados, más de 200 bases militares en el mundo sofocando una isla de poco más de diez millones de habitantes que quiere y tiene todo el derecho de desenvolverse en paz.
Veinte millones de dólares del imperio todos los años para promover la subversión en Cuba. El día 10 de julio, Biden puso dos millones más para alimentar la foguera de las vanidades. Es mucho dinero, en cualquier lugar del mundo. Y eso en un momento en que todos los gobiernos del mundo están empeñados en combatir la pandemia de Covid, que urge cooperación solidaria entre los Estados.
Cuba, solidaria, envió médicos para el mundo a ayudar en el enfrentamiento a la enfermedad, y en el esfuerzo de vencer el virus ya está en fase avanzada de producción de cinco vacunas.
Lo correcto sería los Estados Unidos poner los 20 millones de dólares en manos de los científicos cubanos , y la comunidad internacional colaborar con recursos y gente de ciencia para que esas vacunas producidos por el bien de la humanidad, sean distribuidas masiva e gratuitamente en los países más pobres de todo el mundo, empezando por Haití, destruido moral y físicamente por obra de tropas de países belicistas.
País destruido físicamente por terremoto y moralmente por las tropas de ocupación. Haití no quiere soldados, precisa de ingenieros, médicos, técnicos en todas las áreas del conocimiento humano para reconstruirse. Los generales brasileños tienen culpa, son responsables por ese caos en Haití, por haber actuado como comandantes de las tropas de ocupación de la ONU. Han hecho por allá el mismo estrago que están haciendo en su propio país, fruto de la incompetencia y la incuria.
Vuelvan a los cuarteles para devolvernos la paz
Hice toda esa digresión para dejar claro cuánto las fuerzas armadas brasileñas se han distanciado de las funciones que les caben constitucionalmente. Una distorsión que viene desde Brasil Imperio. Eso estamos demostrando en una serie de artículos y diálogos en la TV Diálogos do Sul en la serie sobre la Cuestión Militar.
Hoy día, como nunca, han tomado de asalto las instituciones del Estado para enriquecerse por medio del saqueo, del estupro a la Constitución y las leyes que la reglamentan, como verdaderas tropas de ocupación a servicio del imperio del norte, el verdadero enemigo de la paz.
Los oficiales de las fuerzas armadas están metidos en el fango hasta el cuello.
¿Quieren limpiarse? ¿Quieren librarse de la inmundicia?
Vuelvan a los cuarteles. Hagan el mea culpa y vuelvan a los cuarteles y permitan que un gobierno provisorio presida las próximas elecciones. Pueden hasta poner algunos generales en retiro para disputar el poder con los civiles, pero en igualdad de condiciones. Sin las trampas que hicieron en 2017 y 2018.
Es el segundo fracaso retumbante de los militares como gestores del Estado. Decir que la generación de generales de 1964 ha salvado al país es una mentira más entre tantas. Algunos años de desarrollo económico se volvieron en nada con décadas de retroceso. Retroceso económico, social y moral. 17 actas institucionales para legalizar al autoritarismo.
Acumulando vergüenza ajena ante el mundo.
Titulares por toda parte ridiculizando el rol de los militares en un gobierno que asombra al mundo. Epicentro de la Covid…medio millón de muertos que pueden llegar a 800 mil hasta fin de año.
Obligan a los periodistas a aprender una nueva escatología frente a las respuestas a cada pregunta sobre las evidencias de irresponsabilidad, de incuria, improbidad, peculado, robo.
La sociedad despierta para frenar las maldades
XP, la más grande de las financieras, preocupada con la situación, hace sus propias encuestas y tiene un grupo de expertos para seguir el comportamiento del mercado todos los días. El mercado, para ellos, es el mercado financiero. En las encuestas sobre cómo la sociedad evalúa la gestión del gobierno, hay una evolución exponencial, de lo óptimo y bueno para lo pésimo.
Datafolha, Poder Data 360, dos otros encuestadores que forman parte del establishment, considerando que en esas encuestas de opinión 2% para arriba o para abajo es margen de error, son todas coincidentes. El 70% de los jóvenes saben que el presidente es corrupto. El gobierno es pésimo. Tan malo que la familia Mesquita, propietaria del diario “O Estado de São Paulo”, en editorial el domingo 11, afirma que llegó la hora de derribarlo.
El Ministerio Público señala que la gestión del general Pazuello en el Ministerio de Salud fue “gravemente ineficiente” y “dolosamente desleal (inmoral y antiética)”. La CPI de la Covid, por su vez, está desnudando que, además de pésimo, en lo que se refiere a la gestión de la máquina gubernamental, principalmente en la salud, es ladrón. Ser ladrón ya es crimen, crimen de peculado, pero las secuelas del robo es que son graves. Al robar dinero del Sistema Único de Salud y para la compra de vacunas que no han sido entregadas, al no planificar el combate a la pandemia, cometen crimen contra la humanidad.
Generales y coroneles y otros militares de alto rango que ocupan el gobierno dan la impresión de que perdieron completamente la compostura. Se han deslumbrado a tal punto con la posibilidad de ganar mucho dinero fácilmente, que pasaron al desvarío. Perdieron el sentido. Millones que deben sumar mil millones desviados para enriquecimiento ilícito.
¿Cómo explicar la nota emitida por el general ministro de Defensa, intentando incriminar al senador Omar Aziz, presidente de la CPI? Con el general Braga Neto firman también los comandantes del Alto Comando de las fuerzas armadas, general Paulo Sérgio Oliveira, del Ejército, brigadier Carlos Almeida Batista, de la Aeronáutica y el almirante Almir Garnier Santos, de la Marina. Una nota incoherente, propia de analfabetos funcionales – los que no entienden lo que leen.
Todo porque el senador demostró su perplejidad con tanto descalabro en la corporación.
Según Aziz, Roberto Dias, que era director de logística del Ministerio de Salud, el día 8 de julio ha entregado a la CPI un dossier que implica todavía más a los militares en los fraudes aprovechando la crisis sanitaria. Están cercados de suciedad, cuanto más se revuelve más aparece la inmundicia.
Omar Aziz, Renan Calheiros, relator de la CPI, Rodrigo Pacheco, presidente del Senado, no se están intimidando con las bravuconadas de los militares. ¿Hasta cuándo? Hay que ver si irán hasta las últimas consecuencias. El final de esa novela tendría un final feliz con esos militares de vuelta al cuartel y a la cárcel los que cometieron crímenes.
Fue como si tuviesen atizado un nido de avispas.
El presidente dice en público que sin urna electrónica y apuración auditable no habrá elección. Dice también que se caga en la CPI del Senado. Punto. Y sigue presidente. La realidad es que se caga de miedo, puesto que el cerco judicial se esta estrechando.
Aparece un tipo en video en las redes sociales convocando a 10 millones de personas para ir a Brasilia a cerrar el Supremo Tribunal Federal y el Congreso. Argumenta que no sirven para nada y además quieren sacar a nuestro presidente. ¿Qué es eso? ¿Por qué nada sucede? ¿Serán todos de la misma calaña?
Vámonos…vámonos todos…llenar las calles para dar coraje a esa gente, congreso, judiciario, para que se sientan apoyados por la multitud y cumplan con su deber antes que ellos, con sus técnicas de engaño, lo hagan. El momento es crucial, ellos o nosotros… los civiles o los militares.
Paulo Cannabrava Filho es editor de Diálogos del Sur