Por no entender qué régimen militar está en la génesis de la República, izquierda brasileña se está suicidando
El 15 de noviembre fue una cuadrada más que se volvió golpe militar, vinieron otros golpes y la izquierda nunca se apoderó del proceso. Como dice Safatle murió
El 15 de noviembre de 1889 ha sido una acuartelada más que se transformó en golpe militar. Hubo antes varios intentos y en aquellos días, los cuarteles estaban sublevados, los oficiales querían ser reconocidos “por sus méritos”, estaban a presionar el gobierno, se desestabilizó el gabinete, y lo que era una sublevación más se transformó en golpe porque os oficiales creyeron que su líder, el general Deodoro da Fonseca, sería punido. No fue, no sería y no hubo cualquier intento de resistencia por parte de Pedro de Bragança, el segundo imperador de Brasil.
En medio a la crisis gubernamental e insubordinación de los oficiales del Ejército, nace la República. Los gobiernos de los generales, Deodoro da Fonseca, seguido de Floriano Peixoto y luego por Hermes da Fonseca, familiar del primero, transcurre en Estado de Sitio y es bajo tutela de los generales que surge la primera Constitución Republicana.
¿Quiénes eran esos militares? Héroes de las guerras imperiales que han sido agraciados con más tierras de las que ya poseían. Tierras y gentes, gente esclavizada, quizás uno que otro originario de la tierra, la mayoría proveniente de África. Porque eran ricos, propietarios de tierras y gentes, participaban de las reuniones y fiestas en la corte y también integraban la Guardia Imperial.
La primera Ley Penal dictada por Deodoro, fue para punir vagabundos y capoeiras. ¿Qué era ser vagabundo? Era, como lo es hoy, estar desempleado. En 1888 liquidaron con la esclavitud legal, y meses después, en 1889, instalaron la República, pero no incluyeron los libertos ni en el proceso económico ni en el cultural. Eso generó otra nación que sobrevive en las favelas y los barrios periféricos de las grandes ciudades. Capoeira era como el desempleado se defendía de la represión.
Capoeira como Carlos Marighella se defendió cuando lo arrestaron asistiendo a un filme en un barrio de Rio de Janeiro. Solamente ha sido dominado y preso, después de llevar un tiro en el pecho. El “Preto”, uno de los apodos de Marighella, un negro, pocos años después, desarmado, sería ametrallado por unos treinta policías. Como han sido ametrallados los casi treinta “prietos” en la masacre de Jacarezinho, barrio de Rio de Janeiro. Nada ha cambiado en la eterna guerra civil del Estado contra el pueblo.
Estaba en curso un movimiento encabezado por liberales desde mediados de los años 1800. Frustrada la Revolución Liberal, la transición del régimen monárquico para el republicano, mediatizada por los militares, fue prácticamente una restructuración del poder oligárquico sin el imperador. Se implanta la República de los Oligarcas, conocida como República del Café con Leche, por alternar en el poder oligarcas de São Paulo, productores de café, y de Minas Gerais, productores de Leche y carne vacuna.
Oficiales militares de clase media protagonizaron la revuelta de los tenientes que culmina en la Revolución de Octubre de 1930, anti-oligarca. Es el inicio de la modernización del Estado, creando las condiciones para el país dejar de ser mono productor agrícola y exportador y entrar en el mundo del capitalismo global. Inversiones en Educación, Saneamiento e Infraestructura cambian completamente la fisionomía de la Nación y del Estado.
Esos mismos militares que condujeron el proceso anti-oligarca y nacionalista de 1930, quedaron once años en el poder y han conducido la transición que permitió la organización de los partidos políticos, elecciones generales, una Constituyente (no exclusiva) en 1945, y culmina con la Constitución de 1945, la más democrática hasta entonces, que se caracteriza por afianzar la restauración del poder oligarca.
La República Oligarca transcurre en un régimen multipartidario, la mayor parte partidos feudos, con dueños de tierras y gente. El primero gobierno de esa transición ha sido el general Eurico Gaspar Dutra, que había estado al lado del general Góis Monteiro, el hombre fuerte de la dictadura del Estado Nuevo (1937-1945). Dispensa explicar la obviedad de porque el general Dutra.
Vargas vuelve al poder en 1950, en los brazos del pueblo, con intención de continuar con su proyecto de modernizar el Estado. Para eso cuenta con la ayuda valiosa de su ministro del Trabajo, gaucho como él, João Marquez Goulart, con la misión de garantizar los derechos a los trabajadores. Nada sorprendente que serían los militares que harían la vida del presidente imposible, facilitando la reacción oligarca, hasta llevarlo a la muerte.
La muerte de Vargas provoca tal emoción popular que los militares, divididos entre legalistas y golpistas, dan una tregua al régimen civil. Había una generación de oligarcas esclarecidos, liberales, interesados en modernizar el Estado. Algunos de ellos estaban transfiriendo riqueza acumulada en el agro para impulsar el incipiente proceso de industrialización.
Dirigido por el Estado y en torno a un Proyecto Nacional, el país creció exponencialmente. Ese pacto entre el capital y el trabajo articulado por el Estado no dura mucho. Surge en escena un valor más alto, los Estados Unidos empeñados en expandir su hegemonía por todas las Américas.
Hubo unos tantos intentos de golpe militar frustrados. Sin embargo, acumulan fuerzas y se articulan con las empresas transnacionales y con el gobierno de Estados Unidos para capturar el poder. El Golpe de 1º de Abril de 1964 fue eso. Una estrategia de captura del poder y de permanencia en el poder por los generales del Ejercito y la complicidad de las demás armas y demás instituciones del Estado.
Habían intentado capturar en poder en 1961, cuando de la renuncia del presidente Jânio da Silva Quadros. El golpe frustró porque una voz se alzó en el Sur y entusiasmó a toda la Nación en defensa de la legalidad. Leonel Brizola, en el gobierno de Rio Grande do Sul, había expropiado las empresas de energía y de telefonía propiedad estadunidense, hizo una reforma agraria y colocó todos los niños en la escuela. Ni los Estados Unidos, ni las oligarquías jamás lo perdonaron, y eso explica el odio que le devotaban los militares. Impidieron por todos los medios que organizara un partido y llegara a la Presidencia de la República.
Los posibles focos de resistencia al golpe de 1964 fueron aplastados en el primer momento. Ni ha sido necesario el desembarco de tropas yanquis que estaban embarcadas en una flota naval que ya estaba en aguas territoriales de Rio de Janeiro con destino a São Paulo.
En 1964 ya estaba claro que los militares habían tomado el poder para permanecer indefinidamente. Ante esa evidencia, el diario Correio de Manhã, en Rio de Janeiro, y la Radio Marconi, en São Paulo, fueron las únicas voces a denunciar. El régimen hizo la vida imposible a esos medios hasta lograr extinguirlos. Los demás medios de comunicación apoyaron y se enriquecieron durante la dictadura.
Getúlio Vargas, Juscelino Kubitscheck, João Goulart, ofrecieron un decenio de democracia y desarrollo y cierta tranquilidad social. Para las oligarquías y los militares fuera del poder ha sido demasiado, no podían soportar. Así, jamás dejaron de conspirar, capturaron el poder en 1º de abril de 1964 y permanecieron por 21 años.
Apertura democrática, gradual y segura, amnistía y una nueva Constituyente (no exclusiva – 1987/88), todo transcurrió bajo tutela militar. Es decir, una transición más conducida por los militares.
En la recomposición de las fuerzas políticas, de nuevo se priorizan los partidos organizados para restaurar el poder oligárquico. Sin embargo, el mundo y la sociedad brasileña ya eran muy diferentes y ha sido posible organizar también partidos representativos de demócratas, nacionalistas, desarrollistas con fuerte apelo popular. Destaque para la reorganización del movimiento sindical y de asociaciones comunitarias.

Montaje Diálogos del Sur
Marechal Deodoro es un personaje importante del 15 de noviembre de Brasil
La Nueva República nació bajo la egida del neoliberalismo.
Quien fue el traidor, no lo sé, pero está en la Constitución de 1988, el Estado preso a las cuestiones fiscales y de la deuda pública. En esa nueva transición mediatizada por los militares no se hizo la necesaria reforma del Estado. Los civiles asumen el poder con las mismas instituciones que atravesaron los siglos y los golpes de Estado. Transición sin las reformas política y electoral necesarias, sin Justicia Restauradora.
Transcurrieron 12 años de “Fernandato” (Fernando Collor y Fernando Henrique), 16 años de gobierno petista (Lula y Dilma), es decir, 28 años sin tener los militares como protagonistas.
¿Qué es lo que hicieron los militares en ese lapso? Esa en una cuestión llave para que se comprenda lo que está a ocurrir hoy y lo que va ocurrir mañana en el país.
Oficiales y sus subordinados aprendieron con instructores y oficiales yanquis a actuar como fuerza policiaca de control social. Aprendieron en las misiones pacificadoras de la ONU, como la Minustah, en Haití, verdaderas tropas de ocupación, con todas las secuelas que una ocupación militar puede dejar en un pueblo. Mostraron lo que aprendieron cuando llamados a intervenir en Rio de Janeiro. Tropas aterrorizaron las poblaciones pobres de los morros y periferias de Rio de Janeiro.
Los militares frecuentaron escuelas, academias, en Brasil y en los Estados Unidos, en donde aprendieron doctrinas anacrónicas de una guerra fría ya superada, concepto de seguridad nacional que tiene al enemigo interno como blanco, poniendo al pueblo como el enemigo a ser combatido. Diferente de las generaciones anteriores, esa generación de militares es analfabeta funcional, no lee, no estudia, se prepara técnicamente para supervivir en el ejercicio de su función. Abandonaron la noción de estrategia, son meros oficiales operacionales a la orden del comando superior de Estados Unidos.
Eso es muy grave porque lo que realmente se abandonó fue la soberanía del país.
Tropas pretorianas a proteger los intereses del Imperio. Deslumbrados pretendiendo sentarse al lado de gente importante y ganar dinero, mucho dinero, no importa cómo. Destituidos de moral, los oficiales que ocupan puestos en la administración pública acumulan dos salarios, el sueldo militar (aunque retirados) más la remuneración correspondiente al puesto civil. Hay generales poniendo en el bolsillo entre 100 y 200 mil reales; ilegal e inmoral.
Durante esos 28 años transcurridos, por lo menos en los diez últimos años, los militares estuvieron a planear e a ejecutar una Operación de Inteligencia para la captura del poder que culminó en octubre de 2018, con la farsa electoral. Maniobraron para quitar de la disputa el principal adversario y utilizaron inteligencia artificial y el poder de todo el dinero del mundo para alcanzar su objetivo.
Para las viejas oligarquías, nada a perder; para las nuevas plutocracias todo a ganar desde que se asegure el cumplimiento del decálogo del Consenso de Washington. Las reglas de oro impuestas por el capital financiero, aseguradas por el pensamiento único, acrítico, en las universidades y la media. Ocuparon todos los centros de decisión del gobierno. El poder judicial, siempre fiel a la vieja oligarquía a la que pertenece, entró al juego, como también los parlamentares financiados por la nueva plutocracia.
El toro dorado, copiado de la estatua de Wall Street, colocado frente a la Bolsa de Valores en São Paulo, la réplica de la Estatua de la Libertad de las docas de Nueva York, puesta en el patio de shopping-centers, generales saludando la bandera de Estados Unidos y recibiendo órdenes del Comando Sur del Imperio, representa bien lo que es esa nueva plutocracia asociada a los militares.
El cerco está cerrado, el circo armado, es solo echar a andar.
La izquierda murió
Faltan once meses para la elección de 2022. Está claro que los militares poseen un plan de permanencia en el poder. Se sabe, que son más de nueve mil oficiales militares en el gobierno federal, 12 mil ejerciendo funciones fuera de los cuarteles, y con doble sueldo. ¿Es o no es una ocupación militar? Así, difícil creer que ellos quieran dejar el poder.
Vladimir Safatle, filósofo, en entrevista a la revista Carta Maior, dice que la izquierda murió y es necesario ver el porqué.
Es un llamado a la reflexión que requiere mucha coraje y paciencia. Quedaré tan solo con estas provocaciones que espero contribuyen en la búsqueda del porqué.
La izquierda comenzó en 1922 con la fundación del Partido Comunista y se desarrolló por décadas con intenso trabajo de organización de los trabajadores tanto del campo como de las ciudades, a través de sindicatos y de células. El PCB tenía alcance nacional y gran influencia entre intelectuales y en los medios de comunicación.
La célula militar, es decir la militancia comunista dentro de los cuarteles era muy grande. Promovieron una limpieza en 1935, otra mayor en 1964, cuando más de tres mil militares han sido expulsados. Interesante, después de cada expurgo, siempre sobraba alguna cosa, siempre había un militar de izquierda o demócrata y legalista con quien conversar.
Militares, obreros, estudiantes, intelectuales, artistas y comunicadores militantes entendían que la lucha era anti-oligarca, antimperialista y por el socialismo, que sería alcanzado a través de un amplio frente de liberación nacional. Pensaron que un día, con los militares podrían tomar el poder. El intento de sublevar la tropa en 1935 ha sido un error tremendo de evaluación estratégica con secuelas graves hasta hoy entre los militares y la sociedad.
Esa derrota disminuyó, pero no anuló la influencia del partido en el medio castrense. Militares participaron de la lucha interna en el seno del partido en inicio de los años 1960, lo que generó disidencias en el movimiento estudiantil en varios estados, el Agrupamiento Comunista de São Paulo, el Partido Comunista Revolucionario en Rio de Janeiro y la Acción Libertadora Nacional, ALN, para desencadenar la lucha armada por todo el país.
Como evaluó Carlos Marighella, líder de la ALN, desde la redemocratización de 1945, todos los intentos de llevar adelante una democracia y un proyecto de desarrollo nacional soberano fueron frustrados. “Contra la fuerza armada del Estado Oligarca vamos a organizar una fuerza armada popular para enfrentarla”. El proceso sería largo y fue abortado aún en los primordios de la fase de preparación.
La izquierda armada ha sido diezmada en corto tiempo. No satisfechos, los militares pasaron a exterminar también la izquierda desarmada. Liquidaron con los cuadros dirigentes tanto del PCB como del PC do B. Todo eso con el beneplácito de los poderes legislativo y judicial y la ayuda técnica y financiera del amable y generoso Tío San.
Así llegamos a los años 1980 para más una transición hecha por los militares y el inicio de una nueva dictadura, esa muy complicada, difícil de entender, puesto que transcurre con las instituciones llamadas democráticas funcionando a plenitud.
Fueron 28 años de una revolución cultural al revés en que, con mayor o menos intensidad, el pensamiento único ha sido impuesto por el capital financiero y se fue esparciendo hasta permanecer hegemónicamente en las escuelas de todos los niveles, y teniendo los medios de comunicación como voceros.
Es una dictadura de una clase que se impone en el Legislativo como una aplanadora, anulando todas las conquistas de los trabajadores. Cuenta con un poder judicial que desde el Brasil Imperial ha sido instituido para proteger la propiedad, y punto. Es una dictadura también de los medios, una sola voz en defensa del estatus quo.
Tiene razón Safatle cuando dice que la izquierda murió.
Sucumbió a la violencia del pensamiento único, la teología de la prosperidad, la cooptación de los cuadros para ejercer puestos bien o mal remunerados en la administración pública. Eso de un lado. De otro lado, ni la izquierda ni los demócratas entendieron aun lo que es la esencia del régimen -oligarca o militar, o militar-oligarca - y tampoco lograron formular propuestas alternativas.
La mayor tragedia ha sido el capital financiero lograr implantar el pensamiento único.
La ocupación militar del gobierno es tan solo una consecuencia más de ese pensamiento único. Terreno fértil encontrado por el neoliberalismo, cundió por las escuelas. Las ciencias sociales abominadas, la economía encarada como ciencia exacta, formando cuadros para la manutención del estatus quo. No fuera suficiente, hay la militarización de la administración y lo que es peor, de las escuelas de primer y segundo grado, formando chiquillos disciplinados y obedientes.
La primera tarea es libertarse de la servidumbre intelectual, libertarse de la dictadura del pensamiento único. Para eso es necesario recuperar la buena escuela y colocar a todos en ella, a comenzar por los analfabetos funcionales diplomados, con toga o con farda.
La pregunta que no quiere callar. ¿Hay como eximir la izquierda y los que se dicen demócratas de culpa por el deterioro de la escuela pública? ¿O por la captura de los medios de comunicación por el pensamiento único?
El retraso es inmenso. Muchas revoluciones serán necesarias para recuperar esas décadas perdidas.
La población, si llegar a conocer la realidad de los hechos y lograr readquirir el pensamiento crítico y creativo podrá dar el paso hacia delante, repensar las instituciones, repensar la política, planificar el desarrollo independiente.
Paulo Cannabrava Filho es periodista y editor de Diálogos del Sur
ver en tv diálogos del sur
Se você chegou até aqui é porque valoriza o conteúdo jornalístico e de qualidade.
A Diálogos do Sul é herdeira virtual da Revista Cadernos do Terceiro Mundo. Como defensores deste legado, todos os nossos conteúdos se pautam pela mesma ética e qualidade de produção jornalística.
VocêSe pode apoiar a revista Diálogos do Sul de diversas formas. Veja como:
PIX CNPJ: 58.726.829/0001-56
- Cartão de crédito no Catarse: acesse aqui
- Boleto: acesse aqui
- Assinatura pelo Paypal: acesse aqui
- Transferência bancária
Nova Sociedade
Banco Itaú
Agência – 0713
Conta Corrente – 24192-5
CNPJ: 58726829/0001-56
Por favor, enviar o comprovante para o e-mail: assinaturas@websul.org.br