Generación de militares en el poder sin preparación cultural y profundamente despechada
Oficiales de 1964 se preocupaban con la reputación. Los actuales van a quedar em la historia con la imagen que transmite al mundo el capitán y su equipo de terraplanistas
Me asusta en la actual generación de militares que ocupó el poder que se manifiesten sin preparación cultural y profundamente despechados. A todo momento se muestran resentidos por haber quedado en la historia como verdugos del pueblo. Si no ¿qué los lleva a querer cambiar la historia?
La Revista Fórum publicó reportaje sobre el horror que fue el “homenaje” realizado en la Asamblea Legislativa del Estado de São Paulo (Alesp) a asesinos como el comisario Sérgio Fleury y el coronel Brilhante Ulstra con la presencia del cabo Anselmo. Este, un descalificado que mató su compañera, Soledad Barret, que estaba embarazada de un hijo suyo. Fleury, creador del Escuadrón de la Muerte (caza bandidos), y Ustra, torturadores confiesos, comandaban la Operación Bandeirantes, que transformada en los Doi-Codi, arrestó, torturó y desapareció con cenetas de opositores a la dictadura.
La fiesta fue hecha en el mismo lugar en que años antes fuera lanzada la Operación Verdad. Operación que destapó la inmundicia que fue la dictadura, revelando los que han cometido crímenes de lesa humanidad, imprescriptibles.
He ahí el X de la cuestión.
Toda esa revisión de la historia promovida por los bolsomilitaristas y olavetes (seguidores del gurú y astrólogo Olavo de Carvalho) tiene su razón de ser.
Más de una generación de militares fue denunciada en Brasil y en todo el mundo como instituidores de una dictadura represiva que arrestó, golpeó, torturó, mató, desapareció con personas y dejó al país en profunda crisis civilizatoria. Esos oficiales fueron denunciados, investigados, tuvieron sus crímenes comprobados, horrorizaron parte de la opinión pública en Brasil y en el exterior. Pero nunca fueron punidos.
Por eso, fueron execrados por la sociedad y quedó cristalizada esa imagen abyecta, proyectada sobre las generaciones que los sucedieron en los cuarteles. Si hubiesen sido punidos, como en Chile o Argentina, esa nueva generación estaría libre de ese estigma. También tendrían otro comportamiento si hubiese mayor interacción entre los militares y la inteligencia de la sociedad civil.
He ahí un hecho para ser investigado por los académicos: ¿por qué esa generación de militares demuestra tan bajo nivel de preparación? A punto de volverse con saña devoradora de locos (o lobos) hambrientos contra el pueblo de que han sido paridos.
El ciclo militar (1964-1987), seguido de la hegemonía del capital financiero y gobiernos débiles (Sarney, Collor, Itamar, Fernando Henrique, Dilma) que pusieron a los militares como desechables.
El gobierno de Fernando Henrique Cardoso fue un desastre para las Fuerzas Armadas. Lula, al revés, las prestigió como ningún otro gobierno. Las ha respetado, aumentó los recursos destinados a las armas. Aumentó los sueldos, hechos que hacen difícil comprender la ojeriza de los militares al PT, las maniobras para sacar a Lula de la carrera electoral.
Ahora están con el cuchillo y el queso en la mano. El Ministerio de Defensa quiere un presupuesto del 2% del PIB. Es razonable, pero para ser bueno deberíamos tener un PIB también razonable, no el pibito histórico. En 2017, los gastos con las Fuerzas Armadas fue de 1,4% del PIB, correspondiente a R$ 92,5 mil millones; en 2018, 1,5% o R$ 102,4 mil millones.
O ciclo militar liquidó a las organizaciones de la izquierda radical. No satisfechos, los gobernantes liquidaron con los comunistas y trabalhistas, acabaron con el sindicalismo, crearon un sindicalismo de resultado, expurgaron el pensamiento crítico de las universidades – no quedó nada. Así como nada justifica esa rabia explícita al comunismo (que no existe), al petismo, a los derechos humanos y a los pueblos originarios.
Y lo más grave: ese servilismo para con los Estados Unidos, a punto de abdicar de la defensa de la soberanía nacional, obligación precipua en todas las Constituciones Republicanas desde 1989. Y más incomprensible todavía por tratarse de sumisión a Donald Trump, cuyo único mérito es haber transformado a los Estados Unidos en una Banana Republic.
Brasil 247
Estos oficiales fueron denunciados, investigados, tuvieron sus crímenes comprobados, pero nunca fueron castigados.
Para o mundo la peor imagen de Brasil
Los militares de la generación de 1964 se preocupaban con su imagen. No querían que se supiese que eran dictadores, torturadores y asesinos. Para esconderlo, censuraban a los medios. Para cohibir, prohibían obras de los creadores. Para disimular, mantenían legislativo y poder judicial funcionando y realizaban elecciones.
Los de la actual generación perdieron totalmente la vergüenza. Van a quedar en la historia con la imagen transmitida al mundo por el capitán Bolsonaro y su equipo de terraplanistas. Imagen tan buena que el Museo de Historia Natural de Nueva York resolvió prohibir que un almuerzo de empresarios con la presencia del presidente brasilero fuese realizado en sus dependencias.
“Jair Bolsonaro es un ser humano peligroso… no solamente por su racismo y homofobia evidentes. Infelizmente es también la persona con mayor poder de impacto sobre lo que pasará en la Amazonía de aquí en adelante…” dijo el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. ¿Será el alcalde de la gran metrópolis estadunidense un vil comunista?
Acto seguido, también el restaurante Cipriani Wall Street, de los más prestigiados de Nueva York, negó el uso de sus dependencias para el almuerzo con que empresarios quieren homenajear al presidente entreguista.
Ahora, la revista Time que, en la votación anual que hace para elegir al personaje del año, incluyó al capitán Jair Bolsonaro (presente en su listado con las 100 personalidades más influyentes del mundo). Los bolsonianos están utilizando la misma táctica de manipulación de las redes sociales para que su líder sea el elegido. Pero no tendrán mucho éxito porque la votación se hace en el mundo y entre periodistas, principalmente.
Y ¡ojo! Puede hasta suceder que él sea elegido, pues su comportamiento ha repercutido para el bien, o para el mal, en las polémicas en todo el mundo sobre esa nueva derecha apasionada por Hitler y Trump.