Anatomía de un golpe I: la historia del 11 de septiembre en Chile, por Paulo Cannabrava
El golpe instituyó una dictadura cívico-militar comandada por el general Augusto Pinochet Ugarte
El golpe de estado en Chile, en 11 de septiembre de 1973, contra el gobierno constitucional de Salvador Allende Gossen, inauguró una de las dictaduras más sangrientas de nuestro continente. Duró casi 20 años (1973-1990) y tuvo la participación descarada de empresas privadas y organismos estatales estadounidenses y brasileros. Dejó un saldo de 2.095 muertos, 1.102 desaparecidos, alrededor de 60 mil presos y torturados, inclusive en campos de concentración y, centenas de miles de refugiados políticos u económico esparcidos por el mundo. Extraoficialmente, entretanto, el número de muertos y desaparecidos se acerca de 50 mil.
El golpe instituyó una dictadura cívico-militar comandada por el general Augusto Pinochet Ugarte. Lo que se podía esperar del personaje estaba escrito en sus libros que servían de fundamento para la doctrina geopolítica de las fuerzas armadas de Chile. Escribió que:
“Mientras los dolicocéfalos rubios producían filósofos, pensadores, artistas, etc., cuando la misma zona fue ocupada por los braquicéfalos celto-eslavos no hubo tal auge intelectual”. (Pinochet: Geopolítica, Diferentes Etapas para el Estudio Geopolítico de los Estados. Instituto Geográfico Militar de Chile, 1968.)
Entendía que
“Las razas e un estado deben ser estudiadas y analizadas por el geopolítico para ver: - sí ella es una raza perfectamente armonizada con el período político económico del Estado; - si es necesario traer inmigrantes para que esta corriente sea favorable al Estado y que ella se arraigue al territorio, mezclándose su sangre con la aborigen, como un medio de mejorar el valor racial de la población” (ídem)
Octavillas esparcidas por las calles de Santiago por un helicóptero militar, en los idos de septiembre de 1973:
“Morador patriota: denuncie su vecino extranjero”.
Tal como el general Golbery do Couto e Silva, geopolítico y estratega de los militares golpistas brasileros, Pinochet entendía que los estados subdesarrollados del continente deben subordinar su seguridad a los conceptos de seguridad hemisférica de la gran potencia del Norte (Golbery: Geopolítica – Editora José Olympio, SP 1967)
Para Pinochet:
“Los Estados Unidos, joven país, de gran potencialidad económica, están en condiciones de ejercer un control político económico indirecto sobre las más grandes áreas mundiales. Su geopolítica trabaja a base de estas posibilidades, para ensanchar su esfera de influencia que hoy tiene en ámbito mundial” (ídem)
Las teorías de Pinochet preveían una guerra con Argentina por disputa en las fronteras en territorio austral. Preparándose para la guerra instaló una fábrica de gas Sarin, criado en Alemania de 1938. Como no había guerra utilizó para asesinar su propia población.

Wikipedia Commons
Ataque al Palacio de la Moneda
Doctrinas militares
Las doctrinas militares producidas por los oficiales que comandaron las fuerzas armadas latinoamericanas en el pos guerra, elaboradas en el ámbito de la Junta Interamericana de Defensa, bajo sombra del TIAR – Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca – corolarios de la Doctrina Monroe, han delegado al Comando Sur de EE.UU. la función de Estado Mayor, es decir, la formulación estratégica, conformándose con la función operacional, es decir, de gendarme de los intereses estadounidenses.
Esas teorías militares coinciden con las teorías económicas de intelectuales serviles como Fernando Henrique Cardoso, Roberto Campos y otros brasileños que sostienen la teoría de la dependencia, que en simples palabras decía que nuestro atraso y la falta de capital nacional solamente podría ser superados con la subordinación de las políticas económicas y monetarias a la grande potencia del norte.
Inmediatamente después del golpe de 11 de septiembre de 1973, llegaron los Chicago‘s boys y tuvo inicio los grandes cambios en política económica que se abre totalmente para el libre mercado y a la especulación financiera, las privatizaciones y la concentración del capital. Hubo una quiebra general de empresas, el desempleo subió para 20 por ciento, eso a pesar de los dos millones de chilenos emigrados, sea por razones políticas sea por motivo económico, ausencia de oferta de trabajo. Solamente para Brasil vinieron más de 200 mil chilenos en búsqueda de trabajo. Aquí pocos vinieron por razones políticas.
En 1978 el Grupo Cruzat-Larrain, con el Banco Hipotecario y Fomento, controlaba 37 de las 250 mayores empresas del país y Javier Vial, controlaba 25 además de la revista Ercilla. Han privatizado todo, inclusive la Previdencia de la que el 70 por ciento pasó para manos de Larraín. (Dreyfus…)
Solamente en el segundo decenio de la dictadura la economía comenzó a estabilizar. El cobre fue y sigue siendo el principal soporte de la economía. La Codelco, estatal de minería del cobre, sigue siendo la más grande productora, pero, entraron y están actuando las grandes transnacionales como Phelps Dodge, estadounidense, y la Sumitomo, japonesa, para explotar nuevos yacimientos. El cobre ha sido nacionalizado en 1971 y el monopolio del estado sobre los yacimientos está garantizado por la Constitución de 1980. El sector minería responde entre 6 y 8 por ciento del PIB y la exportación de minerales entre el 30 y 80 por ciento del total exportado. Tal variación es común en el mercado de commodities monopolizado por unas pocas tradings. Chile sigue siendo gran exportador de frutas frescas y pescado.
Con Pinochet, la política económica adoptada ha sido aplaudida por la prensa conservadora de todo el mundo como modelo de éxito del neoliberalismo propuesto por el Consenso de Washington. Los muertos y el sacrificio de los trabajadores ni la descarada corrupción que dominaba en los círculos oficiales, importaba para esos medios. Hoy los herederos de Pinochet disputan la inmensa fortuna que el dictador logró acumular en los paraísos fiscales fruto de favores, corrupción y servilismo absoluta a las directivas de la potencia hegemónica. Disputan con la Justicia y las entidades de derechos humanos que luchan por recuperar el tesoro para el estado chileno.
La escalada
Allende, del Partido Socialista, había sido electo por la alianza UP – Unidad Popular, de la que integraban también el MAPU – Movimiento de Acción Popular Unitaria; el Partido Comunista y la Izquierda Cristiana. El golpe de Pinochet ha sido la culminación de una escalada que tuvo inicio en los años 1960, cuando Allende disputó la elección con Eduardo Freí, de la Democracia Cristiana. Sigue en la elección siguiente, de 1970, a través de la operación Fubelt, articulada por la CIA para evitar la posesión de Allende. Documentos que comprueban la participación del Departamento de Estado y de la CIA fueron desclasificados 25 años después, en informes presentados al Congreso estadounidense.
En el día 25 de octubre de 1970 fue asesinado el general René Schneider en un intento de secuestro con el objetivo de tumultuar el proceso e impedir que el presidente fuera confirmado por el Congreso en día 27. El tiro salió por la culata, pues la muerte del general generó tal conmoción que facilitó la confirmación de
Allende. Entre el asesinato de Schneider y el 11 de septiembre de 1973, otras tres tentativas de golpe han fracasado. El éxito ha sido alcanzado con el empleo de los mismos métodos utilizados en Brasil en 1964: actuación psicosocial utilizando los medios de comunicación y corrupción. La articulación de los empresarios nacionales con los extranjeros era hecha por entidades coordinadas por los Estados Unidos. El desfecho se da con la consumación de la alianza entre la Democracia Cristiana y el Partido Nacional.
Importancia de los medios
En 1968, en su libro Geopolítica, Pinochet escribió:
“Fue Adolfo Hitler el primero que comprendió la importancia extraordinaria de la acción sicológica, expresando en su obra “Mi Lucha” (Mein Kampf): “La propaganda revolucionaria desempeñará en el futuro el papel que tiene la cortina de fuego artillero, como preparación para el ataque de la infantería. Sus tareas serán derrotar sicológicamente al enemigo antes que entren en acción los ejércitos”.
De la teoría a la practica, el papel desempeñado por El Mercurio de Agustín Edwards, sirve de paradigma de cómo EE.UU. y los oligarcas serviles manipulan los medios para preservación de sus intereses. Los “herings” del Senado estadounidense comprueban que la CIA liberó 1,5 millón de dólares para Edwards para “ayudarlo” a impedir la posesión de Allende. Además del dinero de la CIA Edward recibió ayuda de los bancos, entre los cuales el First National Bank, que perdonó sus deudas, hubo depósitos hechos por empresas en su cuenta en Suiza. El mismo tenía su propio banco Edward.
El Mercurio, diario fundado en 1827, de la familia Edwards, el más conservador y reaccionario que tuvo importante papel, financiado por los EUA en la conducción del proceso de desestabilización desde la década de 1960. Edward editaba también La Segunda – creado en 1931, sensacionalista, y Ultimas Noticias – creado en 1902. Tenía vínculos directos con el Council for Latin America (Council) y con la CIA.
El Council ha sido creado como una extensión del Council for Foreigh Relation, mantiene vínculos con el Council for Economic Developmment y la Comisión Trilateral. Después de 1970 pasó a denominarse Council of the Americas y, después de 1981, Americas Society. Para nosotros Council.
El Mercurio patrocinaba las reuniones del Club de los Lunes, que todos los lunes reunía empresarios y político conspiradores. Las personas llaves de esta articulación eran Raúl Silva Espejo y Fernando Leniz directores del Mercurio, Arturo Fontaine, subdirector y Álvaro Puga, de la CIA, encargado de las campañas sicológicas del periódico.
“El Mercurio es importante. Es un espino clavado en las espaldas de Allende. Ayuda a mantener alta la moral de las fuerzas opositoras”, declaró Willian Jordan, asesor del secretario de defensa Henry Kissinger. La CIA, en memorándum fechado de 1972, justifica la ayuda arguyendo que el diario “publica casi diariamente editoriales con críticas al gobierno y actúa como centro de agrupación de la oposición”.
La recompensa, registrada por Altamiro Borges en La dictadura de los Medios, ha sido generosa: “Durante la dictadura la corporación prosperó y hoy posee cuatro diarios nacionales, 21 diarios regionales y la rede de radios FM Digital”.
Con el golpe de Pinochet los medios independientes han desaparecido de Chile. Antes del 11 de septiembre de 1973, mientras había democracia, circulaban periódicos de líneas bien diversificadas:
El Siglo – diario, del Partido Comunista Chileno
Ultima Hora – diário, del Partido Socialista Chileno
Puro Chile – de izquierda
Clarín – de izquierda
La Prensa – de la Democracia Cristiana
La Tercera de la Hora – fundada en 1950
La Tribuna
Picó Cañas
La Época – fundada en 1987 por la Democracia Cristã
El Mercurio
En Chile, de lo diez diarios de la capital Santiago, cuatro pertenecen a grupos ligados al capital financiero y bancario; una a la iglesia católica de Roma y los demás son vinculados a grupos pertenecientes a los antiguos partidos políticos.
En Argentina, Uruguay, Ecuador, Colombia y en toda América Central, los principales periódicos pertenecen a familias tradicionales contrarias a cualquier transformación social y vinculadas a los intereses económicos estadounidenses o transnacionales. También los principales periódicos de Venezuela y de México están en la misma situación. Con rarificas excepciones nadie escapa a esa regla.
Comisión de investigación del Senado estadounidense, convocada en 1976 para apurar denuncias de la CIA estaba ultrapasando los límites en intervenciones en otros países. Presidida por el senador Frank Church apuró que realmente el diario El Mercurio recibió millones para hacer la campaña contra Allende. Según el escritor Hernán Uribe, la CIA mantenía infiltrados hasta en la diagramación del diario.
El Chile de Allende
Como reportero acompañé parte de la campaña para las elecciones presidenciales de 1970 en Chile. Era la cuarta vez que Allende era candidato y había chance de vender. En una de las reportajes publicadas en el diario Expreso, de Lima, yo iniciaba afirmando que había visto la cara del fascismo. El hecho es que a cada manifestación de una u otra de los candidatos era evidente una sociedad dividida. Entrevisté mucha gente, leí mucho sobre el Chile en las décadas de 1960-1970. Y escribí mucho. Buena parte ha sido publicada en el diario Expreso y otras recogida en el libro Chile: Anatomía de un Golpe, por Editorial Horizonte, también de Lima, y que fue ampliado para la edición italiana de Jaca Book.
Yo quería entender. Parecía increíble que un proceso como el liderado por Salvador Allende pudiera tener tanta resistencia en el seno de la sociedad. Por primera vez se le daba oportunidad de ser dueña de su propio destino, de disfrutar de las riquezas naturales del país. Claro que yo tenía información sobre la marcha de la conspiración, pero la neurosis colectiva que dominó a la clase media solo podía ser explicada por una ideología más que reaccionaria, fascista, con gran contenido xenófobo y racista. Años después, yo viviría ese mismo drama en Perú.
En las elecciones de 1964 los EUA apoyaron fuertemente la campaña para elegir a Eduardo Frei Montalva, de la Democracia Cristiana, y lograron barrar Allende, después de haber gastado más de 20 millones de dólares aportados por el Council y por la CIA. Los EUA seguirán apoyando al gobierno de Frei y la CIA siguió operando con toda libertad. Entre 1964 y 1969 la CIA realizó por lo menos veinte operaciones especiales en Chile según los Herings del Congreso. Cuando se inicia la campaña de 1969, todo ya estaba armado.
Cuando del inicio de la campaña de 1969, Kissinger aprobó que se hiciera todo lo posible y se utilizara todos los recursos necesarios para evitar la victoria de Salvador Allende, que disputaba por la Unidad Popular (UP) y garantizar la victoria de Jorge Alessandri, del Partido Nacional. También estaban en la disputa Radomiro Tomic, de la Democracia Cristiana.
Allende venció en el voto popular pero como no obtuvo la mayoría debería ser confirmado por el Congreso. Desesperación en las filas fascistas. Intentaron corromper el Congreso para que no dieran posesión al presidente electo. Como no lograron en el día siguiente a la asunción iniciaron la desestabilización. Kissinger tenía miedo de la victoria de Allende. Temía principalmente la repercusión que eso podría tener en Europa y de la expansión de la URSS en el hemisferio.
En la segunda vuelta la campaña fue feroz. Ante la inminencia de victoria de la UP, confirmada en las urnas e indicada en las encuestas, en un esfuerzo de última hora, revelado por Dreyfuss, fueron importados por la CIA 23 periodistas de por lo menos diez países para contribuir en el esfuerzo de propaganda contra Allende, junto con muchas personas vinculadas a la CIA en Santiago han producido más de 700 artículos en víspera de las elecciones en el Congreso.
Allende ganó las elecciones pero el fascismo ganó la guerra que se inició en el mismo día de la entronización del presidente Socialista. La derecha chilena, con sus aliados externos, estaba decidida a arrastrar el país a la guerra civil. Entendían que se trababa de salvar sus privilegios a cualquier costo, hasta mismo al costo de arrasar con el país. A la derecha poco importa el país. Sabe que sus privilegios estarán siempre asegurados por el imperio de la vez. Si el pueblo es obstáculo a sus designios, dañese el pueblo.
La participación de la Democracia Cristiana y del ex presidente Eduardo Frei es un hecho incontestable y eso ha facilitado la aceptación del golpe por los medios de comunicación. Ya en 1970 Frei tenía conocimiento de la conspiración para impedir la posesión de Allende. El mayor reformado Juan Diego D’Ávila, brazo derecho del jefe de la conspiración, Roberto Viaux Marambio, afirmó que Frei pidió a los conspiradores que lo mantuviese informado, pero, distante de la acción. “Es necesario mantener mi perfil de demócrata a cualquier costo”. Rechazando la calificación de “momios”, intentando mantener la imagen de “defensores de la democracia”, en verdad la DC ha sido, desde el inicio, la fuerza opositora principal a la Unidad Popular. Y, juntamente con el Partido Nacional, los terroristas de Patria y Libertad, la ITT-CIA y los agentes del capitalismo, integró el comando de la subversión.
El desarrollo de la sociedad chilena, en el siglo XX, mantuvo la tradición de masacre de las poblaciones nativas, mucha inmigración europea – franceses, alemanes – y una economía con base en la explotación de los recursos minerales. Las fuerzas armas tuvieron fuerte influencia prusiana. Minerales, frutas, abundante pescado permitía cierta tranquilidad social, particularmente en Santiago, una capital con pretensiones de ser europea.
Las masacres obreras y la cacería a las brujas ocurridas en Chile después del 11 de septiembre nada tiene de original. Es la manera del sistema sé imponer. Matanza y terror, terror y terror. Ha sido así en Argentina, Bolivia, Brasil, Perú…. Y, en Chile, es casi una constante: el masacre de Santa Maria de Iquique, en 1907, costó la vida de 3.600 personas, trabajadores, mujeres, viejos y niños; el siguiente fue en Ranquíl. En el Gobierno de Jorge Alessandri hubo el masacre de la población José María Caro y en el período de Frei, el masacre de Puerto Montt, en 1968. En Bolivia también ocurrieron varios masacres pero el que ha dejado más triste recuerdo fue el de La Noche de San Juan, que exterminó con un campamiento minero en la región de Oruro, ordenada por el ex presidente René Barrientos. En Argentina, el más reciente fue el de Trelew.
La minería ha sido responsable por la Guerra del Pacífico, de 1879 a 1883, que envolvió Chile, Bolivia y Perú, vencida por Chile. Empresas “chilenas” explotaban minas en Antofagasta (Bolivia), en Tarapacá, Tacna y Arica (Perú). Terminada la guerra Chile quedó con el mayor ejército y la mayor escuadra del continente. Fuerzas armadas que habían sido desarrolladas bajo influencia y entrenamiento de Prusia y Francia. Entonces se apropiaron de Antofagasta, dejando Bolivia sin litoral; y de buena parte del territorio al sur del Perú.
A partir de la II Grande Guerra ocurre el alineamiento prácticamente incondicional de Chile con los EUA. En 1946, Gabriel Gonzáles Videla, electo por un frente de izquierda, para mantenerse en el poder se somete a los EUA. En 1948 prescribe el Partido Comunista en la cacería a las brujas invalida los registros electorales de más de 30 mil personas. En esa época Allende era senador y compartía la paranoia de que Argentina pretendía incorporar a Chile. Para garantir los intereses de las empresas de minería han sido masacrados los trabajadores en huelga, perseguidos a cuantos se le oponían. El poeta Pablo Neruda ha tenido que salir para el exilio en ese entonces.
Durante la II Guerra los EUA han construido una base aérea en territorio chileno y empieza a reformar a las fuerzas armadas y hacer la cabeza de los oficiales. Con la adhesión de Chile al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca – el famoso TIAR – o Tratado de Rio de Janeiro de 1947 – a través de los programas de asistencia militar acordados en 1952 comienzan a fornecer material bélico y recursos.
En la perversa lógica del sistema, no importa el exterminio de trabajadores. Al contrario, pues con eso y con el exilio forzado se resuelve el problema del desempleo. En sustitución al trabajador alejado se incorpora a las masas marginadas a un precio de mano de obra más barata. Si en determinado momento falta mano de obra especializada, importan de otros países. Siempre ha una solución para mantener los privilegios. En Brasil es nuestra herencia maldita del modelo esclavista y cazados de indios.
Los mapuche, desde que los españoles han llegado a Chile en el siglo XVI no se dejaron exterminar ni colonizar. Para las oligarquías dominantes y las grandes empresas el pueblo mapuche ha sido un gran problema, pues no bajan la guardia. En 2010, denunciaron que la transnacional Endesa-Enel invadió su territorio para aprovechar el agua del lago Neltume perjudicando la agricultura indígena.
“Endesa debe comprender que los seres humanos no son los dueños de la naturaleza, más sí parte de ella y que el dinero y las ganancias no pueden estar arriba de los derechos de los pueblos”.
Cuando revisamos este capítulo en mayo de 2011, 34 mapuche estaban presos hacía dos años y habían pasado 70 días en huelga de hambre por ser contrarios a la presencia de las transnacionales. Los pueblos milenarios de Nuestra América están a dar lecciones de vida y supervivencia para las sociedades del capital y la ganancia.
Con el gobierno de Allende, 60 por ciento de las tierras irrigadas y el 50 por ciento de las tierras agrícolas han sido desapropiadas y entregues a pequeños agricultores y a las cooperativas. Con Pinochet, después del 1973, 30 por ciento de las tierras volvieron a sus antiguos propietarios. El programa de asistencia a los campesinos ha sido abolido así como el control del agua. La filiación a los sindicatos se ha tornado voluntaria, bien al gusto del esfuerzo por desreglamentación del mercado de trabajo exigida por las transnacionales.
Es cierto también que los métodos de trabajo desestabilizadores de la CIA y otros servicios de inteligencia abundan en la práctica de infiltración. Hoy están comprobados muchos casos de lideres rebeldes que eran asalariados de la CIA. Y otros que incitados por agentes hacían el juego inocentemente, creyendo que estaban en el buen camino. Valdemiro Montesinos, durante la Revolución de Velasco Alvarado en Perú se hacía pasar por revolucionario y estaba en las planillas de la CIA.
En el inicio de 2011, los medios de comunicación en el mundo se concentraron en demonstrar el rescate de 33 mineros que estaban soterrados en la mina San José en el Norte de Chile. Un gran show televisivo para atraer al gran público. Del presidente de la República al operador de las máquinas y los trabajadores salvados, todos como grandes héroes de la patria. Ninguna palabra en la gran prensa sobre la realidad vivida por los mineros chilenos. El hecho es que 39 desastres fatales como ese ocurren todos los años en las minas privatizadas. Esa mina San José había sido lacrada en 2007 por falta de seguridad.
Las villas miserias que en el gobierno de Allende habían sido transformadas en barrios obreros, con toda dignidad, de nuevo están a sé proliferar. La pobreza con sus secuelas de desnutrición, mortalidad infantil, analfabetismo, se expande en Chile del Nafta y del liberalismo. Y ese Chile es el ejemplo que Estados Unidos quieren que sea seguido por toda América Latina.
No fuera suficiente el Nafta, que es el mismo que el retorno al colonialismo, en febrero de 2010 el pueblo chileno ha sido victima de uno de los más graves terremotos de su historia. 8.8 grados en la escala Richter. 723 muertos, 56 desaparecidas, dos millones de afectados, 4 mil escuelas, 200 mil casas, uno de cada tres hospitales, siete aeropuertos, cuatro puertos y más de 30 millones de dólares en perdidas. Eso unió el pueblo chileno animado en el esfuerzo de restauración. Ojalá esa unión y ese entusiasmo sirva para colocar el Chile el una ruta chilena.
Para enfrentar esa situación han elegido presidente el empresarios liberal Sebastian Piñera, de la Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente. Esa Coligación para el Cambio, uniendo empresarios y oligarcas, ha sido una creación de Jaime Guzmán, ideólogo de Pinochet.
Ahora Chile esta de nuevo envuelto en campaña para nueva elección presidencial en que se confrontan la derecha pinochetista y una alianza encabezada por el Partido Socialista, de centro izquierda, con Michelle Bachelet en la cabeza.
*Paulo Cannabrava Filho es editor de Diálogos del Sur
*La mayor parte de este reportaje ha sido publicado en 1973 y 1974. En 1974 salió en libro de la Editorial Horizonte, de Lima, Perú y una edición ampliada en Milano, Italia en 1975. Los fondos arrecadados sirvieron para la atención a los refugiados. Es importante registrar en este momento que la prensa brasileña publica desclasificados del Ministerio de Relaciones Exteriores confirmando lo que denunciamos en la década de 1970, es decir, la participación del gobierno e instituciones brasileñas en la conspiración y golpe.